domingo, 29 de septiembre de 2013

El vicio de la condenación. ¡La mordacidad es la «úlcera» del alma!

Por el Dr. Vladimir Antonov.

Traducido del ruso al español por Anton Teplyy
Correctores de traducción: Nicolas Nessi y Micaela Rossi
© Antonov V.V., 2013

¿En qué consiste el vicio* de condenación del cual habló Jesús?
La condenación no es un proceso intelectual, sino una emoción negativa.
Este fenómeno se manifiesta de la forma más notable en el hábito de ver sólo lo malo en otras personas o acontecimientos y condenarlos por esto. Y cuando no es posible encontrar algo malo en alguien o en algo, se lo inventa.
¿Por qué las personas hacen esto? ¡Para humillar (consciente o inconscientemente) a los demás y hacerles parecer peores en comparación con la persona que los humilla! De esta manera las personas espiritualmente nulas aumentan su autoestima delante de ellos mismos y delante de los demás, lo que les da una falsa autosatisfacción.
Muchas personas están acostumbradas a vivir en este estado permanentemente, sin comprender que se están haciendo daño, primeramente, a sí mismas, condenándose al infierno. Pues el infierno es el lugar donde se acumulan (en los estratos correspondientes del espacio multidimensional) las almas que han desarrollado en sí estas y otras cualidades groseras.
A esta cualidad del alma se la llama mordacidad.
A las personas que poseen esta cualidad les complace, entre otras cosas, «picar» a los otros con sus observaciones cáusticas y acres. Ellos también tratan de manchar a los otros en su ausencia durante las conversaciones. También, aunque esto pasa menos frecuentemente, ellos no manifiestan su mordacidad verbalmente, sino que la esconden detrás del silencio o de un falso consentimiento externo.
Esta última forma «oculta» de mordacidad es difícil de detectar a veces. Para lograrlo, es necesario experimentar el estado emocional de la otra persona en vez de solamente creer en sus palabras.
Las personas mordaces destruyen la armonía de las relaciones en cualquier colectivo compuesto de almas relativamente sanas.
También puede suceder que una fuerte alma diabólica encarnada involucre en la esfera de su influencia a las personas con almas débiles, sintonizándolas consigo misma y programándolas para el infierno también. Este fenómeno es especialmente trágico en el caso de los jóvenes que han caído bajo la influencia de tales líderes. Esto ocurre en el ámbito político, en el ambiente religioso malsano o, simplemente, en la vida cotidiana.
Es típico que los niños contraigan esta enfermedad de sus padres (mediante el mecanismo de identificación**).
¡Sí, la mordacidad es contagiosa! ¡Tengan cuidado!
¿Cómo una persona que descubrió en sí este terrible vicio puede vencerlo?
Primeramente, debe entender que Dios, Quien es Amor, no observa su mordacidad con Amor. Sin embargo, Él permite a las personas escoger su camino. Algunos quieren llegar a Su Abrazo, mientras que otros, al infierno.
¿Podemos realmente escoger adonde queremos llegar?
¿Y qué debemos hacer si queremos llegar a Dios, y no al infierno?
Lo primero es aprender a controlar nuestros propios pensamientos. Pues las emociones muy a menudo surgen de los pensamientos respectivos. Entonces, tan pronto como vemos que nuestros pensamientos empiezan a tomar un curso vicioso, debemos parar este proceso. ¿Cómo? Tan siquiera dirigiendo la mente hacia otro tema o recordando algo virtuoso y agradable. ¡Y después necesariamente debemos arrepentirnos!
Con todo, es posible resolver este problema radicalmente sólo aprendiendo las técnicas de la autorregulación psíquica y desarrollándose como un corazón espiritual.

Notas:
* Defecto, cualidad negativa, imperfección.
** Pueden encontrar más detalles en el libro del Dr. Vladimir Antonov Cómo conocer a Dios. Autobiografía de un científico que estudió a Dios.

Para encontrar más artículos y libros de Vladimir Antonov click aquí.

domingo, 8 de septiembre de 2013

El Arrepentimiento en el Evangelio del Apóstol Felipe

El Evangelio del Apóstol Felipe es uno de las obras escritas por los discípulos de Jesús que no fueron incluidas en el Nuevo Testamento. Sin embargo, en su Evangelio, el Apóstol Felipe aborda los temas más importantes para la evolución de un alma humana desde la perspectiva del conocimiento espiritual más alto. De hecho, en esa encarnación Felipe obtuvo la Divinidad (se unió completamente con Dios Padre, la Conciencia Primordial) y ahora continúa Su trabajo como un Maestro Divino no encarnado. Compartimos las citas de Su Evangelio referentes al arrepentimiento, siguiendo el tema del post anterior. Al final de las mismas se encuentran los comentarios de Vladimir Antonov, quien ha realizado una traducción competente del Evangelio, que se puede encontrar aquí.
Uno de los sitios de poder del Apóstol Felipe en Rusia.

"… Mientras las vísceras del hombre estén ocultas, el cuerpo está vivo. Pero si las vísceras se abren y se caen afuera, el cuerpo se muere.

Es lo mismo con un árbol: mientras sus raíces estén ocultas, el árbol florece y crece, pero si sus raíces se abren, el árbol se seca.

Es lo mismo con cualquier fenómeno en el mundo, no sólo en el material, sino también en el oculto. Así, mientras la raíz del mal esté oculta, éste crece y está fuerte. Cuando éste se haya conocido, empezará a abrirse. Pero si uno descubre su raíz, perece.

¡Por eso, el Logos dice: «El hacha ya está cerca de las raíces de los árboles! Si ésta no corta hasta el fin, lo que fue cortado se cubrirá de nuevo. Pero hay que hincar el hacha suficientemente profundo para desarraigar las raíces».

Jesús destruyó esas raíces en el lugar donde trabajaba. Y también lo hizo parcialmente en otros lugares.

¡En cuanto a todos nosotros, que cada uno penetre en las raíces del mal, que están en él, y que lo desarraigue desde sus raíces del alma!

Pero el mal podrá ser desarraigado siempre y cuando lo conozcamos. Si estamos en la ignorancia del mal, éste continuará cultivando sus raíces en nosotros, multiplicándose… Y cuando se apodere de nosotros por completo, nos volveremos sus esclavos. ¡El mal nos esclavizará cada vez más y más, obligándonos a hacer lo que no queremos hacer y a no hacer lo que queremos(…)! ¡Es muy poderoso hasta que no sepamos acerca de él en nosotros!

Mientras el mal existe, actúa. La ignorancia sobre éste es la base de lo malo en nosotros. La ignorancia nos lleva a la muerte. ¡Y aquellos que no han salido todavía de la ignorancia, no han existido como (verdaderas) personas, no existen y no existirán!

En cambio, aquellos que permanecen en el conocimiento verdadero se llenan de la Perfección a medida que la Verdad se revela ante ellos.

Pues la Verdad, así como la ignorancia, estando oculta, descansa en sí misma, pero cuando se revela y se conoce, florece, siendo alabada.

¡Cuánto la verdad es más poderosa que la ignorancia y el error! ¡Ella nos da Libertad!

El Logos dijo: «Si conocen la Verdad, les hará libres.

La ignorancia es la esclavitud. El conocimiento es la Libertad».

Buscando la Verdad, encontraremos sus semillas en nosotros mismos.

Cuando nos unamos con Ella, Ella nos tomará en la Conciencia Primordial."

Y los comentarios de Vladimir Antonov a este pasaje:

"Felipe discute el mecanismo del arrepentimiento e insiste en la necesidad de prestar mucha atención al trabajo intelectual.

El arrepentimiento es la purificación de uno mismo de los vicios. Y la base de todos nuestros vicios son estos dos:

1. La habilidad de causar intencionalmente sufrimiento a otros seres (por ejemplo, simplemente «afligiéndolos»); así nosotros manifestamos nuestro egoísmo, nuestro «yo», y también una falta de amor desarrollado en nosotros. Y con el «yo» hipertrofiado y sin amor desarrollado no podemos realmente acercarnos al Padre.

2. La ausencia de la orientación permanente de la atención al Padre, la ausencia de la aspiración a Él.

Respecto a esto hablemos de la fe. La fe como un simple «sí» a la pregunta «¿crees?» es muy poco. La verdadera fe es justamente una memoria permanente e inquebrantable sobre el Dios-Maestro Que me enseña todo el tiempo; es especialmente importante recordarlo en las situaciones extremas, las que también son Sus lecciones para mí. A tal nivel de la fe uno llega a través del trabajo intelectual grande y largo en interacción con Él.

Sólo gracias a tales esfuerzos de un guerrero espiritual, Dios se vuelve para él una Realidad Viviente, y no sólo un símbolo, una abstracción a la que «hay que» rendir culto. Así, la fe se convierte en el conocimiento de Él.

En el nivel más alto de su desarrollo, la fe se transforma —necesariamente a través de la etapa del conocimiento de Él— en el Amor apasionado, que exclusivamente puede asegurar tal acercamiento con Él el cual lleva a la entrada personal en Su Morada y la Unión con Él.

El trabajo penitencial no es simplemente enumerar en voz alta todos nuestros actos-pecados verdaderos e imaginarios. El trabajo penitencial es estudiarse a uno mismo, como un alma, y reformarse a uno mismo por medio de la introspección y auto-educación. Destaquemos que los «pecados» no son la cosa principal contra la que hay que luchar: éstos son solamente manifestaciones de las cualidades del alma llamadas los vicios. Así que hay que luchar contra los vicios, con la ayuda del hacha de la que Jesús y Felipe hablan. Y esta lucha puede ser desplegada a lo máximo sólo después de la realización de Dios como un Maestro Viviente.

El resultado del trabajo entero de la purificación y del desarrollo de uno mismo son el nacimiento y la maduración en los eones más altos. A medida que todo esto sucede, todo lo material, lo carnal se vuelve menos y menos significante y luego «se corta» completamente (a lo que Abraham aludió con su circuncisión).

Entonces se queda sólo Él."

domingo, 1 de septiembre de 2013

El Arrepentimiento

El deseo de liberarse de los propios defectos éticos (imperfecciones, cualidades negativas del alma) y del sufrimiento que éstos causan a uno mismo y a los demás es uno de los motores principales en la búsqueda espiritual de muchas personas. Pero, ¿es posible liberarse de los defectos éticos? ¿Existe algún método concreto para lograrlo? La respuesta es sí y sí. En esta serie de posts compartiremos citas de diversos escritos en los que algunos Maestros Divinos explican el método fundamental para liberarse de los defectos éticos: el arrepentimiento. Al principio de cada cita se encuentra la referencia de la fuente y sugerimos fuertemente a los lectores que se dirijan a ellas para profundizar en este conocimiento.
¡Buena suerte con el trabajo!


(...)Pero los principiantes en la religión (para quienes Dios todavía no es una Realidad Viva, sino una abstracción), naturalmente, pueden preguntar: ¿y cómo debemos arrepentirnos?
“Por ejemplo, existe la opinión de que uno debe arrepentirse únicamente delante de un sacerdote y que sólo por medio de él se obtiene la «absolución de los pecados».
“Sin embargo, la verdad consiste en que no sucede ninguna «absolución de los pecados». Es un enfoque completamente equivocado para abordar este problema. El problema del arrepentimiento debe ser analizado más en serio, es decir, en los términos de cómo liberarse de los defectos y no de cómo pedir perdón. Por consiguiente, el mecanismo de arrepentimiento debe ser diferente. El rito de la iglesia anteriormente mencionado sirve sólo para los niños, para los principiantes en la religión o para los adultos poco inteligentes.
(…)
Justamente el arrepentimiento, que surge después de un autoanálisis intelectual, es el purificador principal del alma.
(…)
Primero, es necesario encontrar las respuestas a las preguntas fundamentales de la filosofía religiosa, tales como qué es Dios, qué es la Evolución y en qué consiste el significado de nuestras vidas y el de todos los otros seres encarnados. De aquí nos quedará absolutamente claro por qué debemos trabajar sobre nosotros mismos, qué ideal debemos tratar de alcanzar, qué cualidades cultivar en nosotros y de cuáles deshacernos, qué es un verdadero defecto y qué es sólo considerado como tal por las personas, pero no por Dios. Para este propósito, es bueno empezar a estudiar las palabras de Jesús Mismo y aprender a distinguirlas de aquello que la gente ha inventado con relación al cristianismo.
(…)
“Y una cosa más: si alguien piensa que es bueno tal como es y que no hay por qué cambiar, entonces esta persona se encuentra tan lejos del trabajo espiritual que no tiene ni la más mínima idea sobre este trabajo.
“Ahora hablemos del autoanálisis. Lo que las personas llaman pecados no es lo principal. Los pecados no son nada más que las manifestaciones de nuestros defectos (o imperfecciones, rasgos defectuosos del carácter, cualidades negativas del alma, etc.). Los pecados ayudan a reconocer los defectos, pero es contra los defectos que debemos luchar, y no contra los pecados. Y éste no es trabajo de un día; por el contrario, para transformar el alma, limpiándola de las malas cualidades e implantando las buenas, se requieren años de arduos esfuerzos.
“Para discernir mejor uno u otro defecto dentro de uno mismo, es conveniente recordar todas sus manifestaciones ocurridas en el pasado, es decir, todos los pecados que fueron cometidos desde la niñez debido a este defecto. Cuando tal trabajo esté cumplido es posible que Dios nos conceda la oportunidad de mirar las encarnaciones anteriores para encontrar las raíces de los defectos allí.
“El proceso de descubrir los defectos y recordar los pecados específicos debe acompañarse con el arrepentimiento emocional sincero.
“Sin embargo, si durante este proceso usted sufre debido a la autocompasión a causa del castigo futuro, usted está en el camino equivocado.
“No debe sentir compasión por usted, sino por sus víctimas, todos aquellos a quienes hizo sufrir física o emocionalmente. Y luego es necesario revivir mentalmente cada situación en la cual se cometieron errores, pero esta vez actuar allí de una manera correcta.
“Si es posible enmendar el error de alguna manera —por lo menos, parcialmente— es indispensable hacerlo. Si alguien pide perdón a Dios, pero ignora una posibilidad real de enmendar su error, no debe esperar resultado positivo, ya que tal arrepentimiento no puede ser considerado sincero.
“Nada puede sustituir al arrepentimiento. Esperar que uno pueda liberarse de los defectos a través de la meditación o diversas técnicas «catárticas» es un error.
(…)
“El primer e indispensable método para salvarse del infierno futuro es el arrepentimiento que consiste en la búsqueda de los propios defectos (imperfecciones, cualidades negativas, etc.) que provocan errores éticos (o pecados) y en el remordimiento sincero, cuya base es la empatía con las víctimas de estos errores.
El propósito del arrepentimiento no es conseguir perdón, sino liberarse de los defectos.
“La segunda cosa que un practicante debe hacer al comienzo de su trabajo espiritual es refinar la conciencia. Este proceso empieza con la regulación de la propia esfera emocional a través de refrenar las emociones groseras negativas y fomentar las sutiles positivas, acostumbrándose de esta manera a los estados de la conciencia paradisíacos en lugar de los infernales."